Consejo Departamental Cajamarca

"Todo por Cajamarca, Nada Contra Cajamarca"

EN LA RUTA DEL RECUERDO

Por: Luzmán SALAS SALAS
… ahora me he sentado a caminar.                                 (César Vallejo)

Entre las monumentales e históricas casonas de la ciudad de Cajamarca, tiene relevante importancia la mansión conocida como Casa Villanueva (para algunos nombrada como Casa Esaine), cuya antigüedad se remonta a 200 años.

La mencionada casa se encuentra ubicada en la calle Del Batán, y está señalada con el número 289, cuya fachada ostenta una hermosa portada de piedra.

En cuanto a la calle Del Batán, cabe anotar que con este nombre se la conoció desde fines del siglo XV, hasta mediados del siglo XIX, y comprendía las cuadras 1, 2 y 3 de lo que antes se denominó jirón Arequipa. El origen del nombre se debe a los numerosos batanes del obraje que doña Jordana Mejía instaló en 1580 en la tercera cuadra, próxima al río San Lucas.

En esta arteria, durante la década de 1920, fueron conocidas y concurridas la panadería del Beato, la chichería de “La Bruja”, la panadería de “Las Conejas” y la casa del prestamista “La Mala Lola”. En 1925, por disposición municipal, la calle se prolongó hasta el barrio Pueblo Nuevo, con la denominación de Jr. Revilla Pérez.

En la esquina de los jirones José Sabogal (antes Jr. Leticia) y Del Batán (antes Jr. Arequipa), funciona en sus ambientes interiores el Museo de Arqueología “Horacio H. Urteaga” de la Universidad Nacional de Cajamarca. Dicho museo estuvo dirigido durante varios años por el recordado coleccionista, historiador y periodista Rodolfo Ravines Ravines. Actualmente, el mencionado museo se encuentra bajo la responsabilidad de la arqueóloga Alicia Narro León. Ella nos ha brindado la siguiente información basada en las investigaciones realizadas en el año 1988 por el Arqt° José Juan Rodríguez. Él tomó como referencia los documentos encontrados en el Archivo Histórico Regional de Cajamarca.

Los importantes datos proporcionados por José Juan Rodríguez son los siguientes:

  • El 23 de agosto de 1830 se registra un testamento en el que aparece la casa como propiedad de doña Apolinaria Aristizábal y su esposo Agustín Egúsquiza.
  • El 18 de octubre de 847 se registra una venta de la casa por parte de don José Matute e hijos al venerable cura don Pedro José Villanueva:

“… Una casa solar ubicada en la calle del Batán, lindante por el frente con dicha calle, por la parte de abajo con la del mismo señor cura y revolviendo por la espalda de esta hasta topar con la de don José María Villanueva y siguiendo por esta hasta topar con la pared de la calle angosta y ésta va discurriendo hasta la medianía de huerta que fue de la finada doña Carmen Jáuregui hasta llegar al arco del zaguán y por él a la calle y habiéndose reparado que esta pared última está mal tirada y le da imperfección al arco del zaguán, se retirará un poco a fin de que quede con perfección y cuya finca confiesa la hubo y posee por traspaso que de ella le hizo su hermano político don Juan Antonio Egúsquiza a quien perteneció como a heredero, albacea y tenedor de bienes de la finada doña Apolinaria Aristizábal”.

  • El 6 de julio de 1852 se registra un documento de hipoteca de la casa por parte de don Pedro Villanueva, su dueño, el cual describe brevemente las características del inmueble:

“… Ubicada en la segunda calle del Batán, por el frente se encuentra con la casa de doña Josefa García Soto, dicha calle de por medio, por el lado derecho, entrada con la casa de quien fue doña Carmen Jáuregui, por la izquierda con la calle traviesa que concluye en el río San José y por la trasera con casa de don Lucas Mego y otros, componiendo dicha casa de dos salas, patio, huerta y corral y cuatro tiendas a la calle…”

  • El 3 de enero de 1854 se produce en Cajamarca una revolución contra el gobierno de Echenique, de esta manera la casa se convierte en cuartel general de los revolucionarios. Entre los líderes del movimiento se encuentra Pedro Villanueva.
  • A mediados del siglo XIX, como consecuencia de la bonanza producida por la explotación de las minas de Hualgayoc la mayoría de las viviendas de la ciudad fueron transformadas, así la Casa Villanueva sufre diferentes modificaciones, añadiéndose un segundo piso y, en muchos casos, cambiando su aspecto Colonial por el de Neoclásico.
  • El 19 de junio de 1871 se registra el testamento de Pedro José Villanueva. En este documento nombra como herederos de sus bienes, y entre ellos la casa, a Rosenda Villanueva y Enrique, Germán, Laura, Mercedes, Leonor, Samuel y Zoila López, nombrando como albacea a Rafael Villanueva.
  • El 25 de octubre de 1949, se registra un testamento en el que Toribia Carmen Galarreta Vda. De Pérez García otorga la casa a sus hijos.
  • El 21 de octubre de 1952, se registra un documento de compra venta de la casa por parte de Juan Francisco Pérez Terrones, Violeta Pérez Terrones y Lisandro Miranda a Magna Vallejos. En dicho contrato se hace constar:

“…La casa ubicada en la esquina de Arequipa con Leticia, limita por el costado con la propiedad de Petronila León y parte de la propiedad de Martín Zegarra, por el fondo con la propiedad de la misión Evangélica… La casa consta de tres patios, corral y huerta con agua, desagüe y servicios higiénicos en los altos…”

  • El 18 de diciembre de 1953, Alejandro Pérez, representado por Violeta Pérez Terrones, vende las accione que le corresponden de la casa a Magna Vallejos.
  • En la década de los cincuenta, de acuerdo con los testimonios de los antiguos dueños que habitaron la casa, sabemos que se realizaron algunas modificaciones. Entre ellas: se añadieron en el cielo raso las molduras circulares o en forma de rosetón, que señalan la ubicación de los puntos de luz, y el cambio de madera por loseta decorada para los pisos.
  • El 23 de agosto de 1964 se registra un testamento de Magna Vallejos López Vda. de Esaine a favor de Magna Manirá Esaine Vallejos de Gutiérrez.
  • En 1965 La casa fue alquilada a la Universidad Técnica de Cajamarca.
  • El 28 de noviembre de 1979 la Universidad Nacional de Cajamarca compra la casa.
  • Entre 1980 y 1995, en la parte posterior de la casa, funcionó el colegio “Antonio Guillermo Urrelo”.
  • En 1986 la Casa Villanueva fue elevada a la categoría de Monumento Histórico Patrimonio de la Nación, de acuerdo con la resolución RS543-86 ED.
  • En la década de los noventa, el inmueble se dedicó a diversos usos, entre ellos: la Escuela de Guías de Turismo, la Academia Pre Universitaria y el Museo Arqueológico “Horacio H. Urteaga”.

 

 

Más allá de la sucesión cronológica mencionada líneas arriba, cabe resaltar la trascendencia del quehacer académico en dicho recinto, desde el año 1965 hasta los primeros años de la década del 70, cuando allí funcionaba la prestigiosa Facultad de Educación, con las especialidades de Lengua y Literatura, Filosofía y Ciencias Sociales, Historia y Geografía, Físico-Matemáticas y Químico-Biológicas.

Por aquella época deslumbró la presencia académica de insignes catedráticos como Zoilo León Ordóñez, Desiderio Blanco López, Eduardo González Viaña, Jorge Díaz Herrera, Manuel Ibáñez Rosazza, Alfredo Jimeno Mora, Luzmán Salas Salas, Segundo Rojas Fernández, Margarita Céspedes Thornike, Isidoro Sánchez Vega, Luis Iberico Mas, Ramiro Pérez Raynoso, Luis Galarreta González, Félix Quezada, Fortunato Sánchez Ramírez, Jorge Cueva Arana, Miguel González Chávez, Josué Tejada Atalaya, Osías Palomino Bazán, Fernando Vásquez Cabrera, Eduardo Gallardo García, Wenceslao Quiroz Novoa, Nicanor Sánchez Urrelo, Jorge Dueñas Orrego, Javier Aspárrent Taipe, Segundo Villanueva Mestanza, Yrwin Valle G., Ricardo Otiniano Viteri, Juan A. Guerrero, Aníbal Sánchez Merino, Guillermo Urteaga Rocha, Edy Segura Pino, Marino Villarreal Tinoco, René Casanova Silva-Renard, Alberto Andrade Mongrut, Clemente Colina, Víctor Sagástegui Roncal, Salvador Cabanillas Chomba, Jorge Céspedes Abanto, Víctor Collantes Díaz, Manuel Quiroz Novoa, Carlos Muñiz Ortega, César Paredes Canto, Alfonso Montoya Chuquipoma, Jorge Benites Robles, Luis Cabellos León, Gabriel Sánchez Vega  y otros notables maestros de la enseñanza superior.

Junto a ellos es justo recordar a los destacados y combativos dirigentes estudiantiles como Virgilio Montoya Baca, Gerardo Ordinola Quesquén, Jaime Salas Salas, Gilberto Cabanillas Barrantes, Wilson Alcántara Vidal, Tito Gargurevich, Élmer Aliaga Apaéstegui, Tulio Mondragón Roncal y otros.

En el recuerdo quedan las gratas experiencias vividas en aquel inolvidable claustro de la casa Villanueva, fundamentalmente en los años aurorales de la Universidad Nacional de Cajamarca. Allí se plasmaron las más fervientes aspiraciones cognoscitivas de jóvenes generaciones, se forjaron y afinaron los perfiles profesionales y las virtudes académicas de los estudiantes, bajo los nobles principios axiológicos del humanismo. Allí encontramos como alumnos a prestigiosos profesionales adultos dando el salto cualitativo del saber superior, como el pintor Andrés Zevallos de la Puente (en la especialidad de Historia y Geografía), los profesores Julio Bardales Álvarez, Luisa Mercado Vallejo y Wálter Villanueva Cabrera (en la especialidad de Lengua y Literatura), Hilda Gallardo Quevedo (en la especialidad de Físico-Matemáticas) y otros. Allí nacieron y florecieron -junto a los ajetreos académicos y artísticos- los más tiernos y puros amorcillos de estudiantes, allí se alzó el grito encendido de los jóvenes reclamando rentas para su naciente Casa Superior de Estudios, y allí ha quedado impregnada la más sublime y paradigmática huella de emblemáticas personalidades de la vida universitaria en Cajamarca.

Cajamarca, julio de 2023.

 

 

 

 

 

 

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